Villa Manzanillo

El proyecto arquitectónico concibe el "vivir dentro del paisaje" como un principio rector fundamental proponiendo una inmersión profunda en el entorno natural. Esta vivienda se desarrolla como esta representación simbólica de protección y refugio que acogerá la vida humana en simbiosis con la naturaleza circundante.

El proyecto se distingue por un acceso jerarquizado, mediante la acentuación de la línea de cubierta. Las inclinaciones pronunciadas de la cubierta, no solo otorgan una identidad arquitectónica singular al ingreso, sino que también actúan como dispositivos pasivos fundamentales para la gestión eficiente de la ventilación cruzada. Además, en consideración empática hacia la intimidad y el bienestar de los espacios privados, se ha dispuesto un balcón perimetral que los circunda estratégicamente. El balcón actúa como una zona de transición amable entre el interior doméstico y el exterior, ofreciendo un espacio intermedio que permite disfrutar del entorno natural con un grado de privacidad superior. A su vez, este elemento contribuye a la calidad espacial interior al proporcionar iluminación natural indirecta y vistas filtradas del paisaje, enriqueciendo la experiencia sensorial del habitante y fomentando una conexión más pausada y controlada con el mundo exterior.

La fachada posterior de la vivienda se abre generosamente hacia el entorno natural, estableciendo un diálogo fluido entre el espacio interior y el paisaje circundante. En esta composición arquitectónica, la piscina emerge como un elemento central, un espejo de agua que no solo refleja la belleza de la naturaleza, sino que también articula y define el espacio social exterior. La conexión visual y física con este espacio exterior se refuerza mediante una amplia puerta corrediza de vidrio, que se extiende a lo largo de la fachada. Este cerramiento transparente permite una transición casi imperceptible entre el interior y el exterior, disolviendo los límites espaciales y fomentando una sensación de continuidad. La puerta de vidrio maximiza la entrada de luz natural, inundando los espacios interiores y ofreciendo vistas panorámicas del paisaje, lo que fortalece aún más la relación simbiótica entre la vivienda y su entorno.

En el interior de la vivienda, se ha priorizado la integración de texturas naturales y elementos vegetales como estrategia para enriquecer la calidad espacial y fomentar el bienestar de los habitantes. La incorporación de materiales como la madera y piedra, seleccionados por sus propiedades táctiles y visuales, busca establecer una conexión sensorial con el entorno natural, aportando calidez y autenticidad a los espacios.

Las plantas no solo contribuyen a purificar el aire y regular la humedad, sino que también introducen una dimensión estética y vital que estimula los sentidos y promueve una sensación de calma y armonía. Esta integración de elementos naturales en el interior busca crear un ambiente que nutra tanto el cuerpo como el espíritu, fomentando una conexión continua con la naturaleza y sus beneficios intrínsecos.